Una adopción especial puede ser… “el viaje más gratificante en la vida de una persona”

Conchi y JuanConchi y Juan están viviendo una nueva y emocionante etapa vital desde el día en el que decidieron solicitar su inclusión en el Programa de Adopciones Especiales, que desarrollamos conjuntamente con la Xunta de Galicia.

Han adoptado a tres hermanos (dos niños y una niña de 6, 8 y 10 años de edad respectivamente), con quienes conviven desde septiembre del pasado año en Vilariño de Conso, una pequeña localidad ourensana.

Nos hemos sentado con la pareja para charlar sobre su experiencia, y ahora os invitamos a conocerles.

Habéis decidido adoptar e iniciar un viaje apasionante, ayudando además a quienes tienen mayores dificultades para encontrar una familia. ¿Qué os motivó a entrar en el Programa de Adopciones Especiales?

Juan: Queríamos ser padre y madre biológicos, pero ciertas dificultades nos llevaron a barajar otras opciones. Lo que sí teníamos claro es que queríamos tener una familia. Después de sopesar los pros y los contras y de haberlo hablado mucho entre nosotros, decidimos solicitar una adopción. Y, ¿por qué una adopción especial?. Porque nos veíamos capacitados. Mi mujer es profesora, yo me crie en una familia con muchos niños, y tengo dos con los que consultamos la idea y les pareció muy bien.

Conchi: Cuando tienes un hijo o una hija has de estar preparada para todo lo que pueda venir porque el vínculo afectivo con los hijos no tiene límites. Yo quería ser madre.

¿Cuáles eran vuestras dudas y miedos iniciales?

Juan: Mi mayor miedo era si los niños y la niña estarían preparados. Nosotros ya llevábamos tiempo preparándonos pero, ¿y ellos?, ¿qué pensamientos les invaden?, se preguntarán ¿a dónde nos llevan?, ¿cómo son?… Más que miedo, tenía la duda de si ellos “me querrían adoptar a mí». ¿Y si no congeniamos?, ¿o si no les gusta el entorno?. Sinceramente, dudas y miedos sí que hubo, pero pienso que hay que salir de ese estado si realmente quieres hacer algo.

Conchi: Yo tenía miedo a no responder adecuadamente a sus necesidades , y a no establecer los vínculos de una forma correcta. Me preocupaba que surgieran problemas al tener que llevar a la par el establecimiento de normas y la creación del vínculo afectivo. También tenía miedo a que ellos no me aceptaran a mí.

El proceso de adaptación inicial quizás sea el más complejo, ya que se activan cambios importantes, tanto para la familia adoptante como para los niños y niñas adoptados. ¿Cómo está siendo para vosotros?

Juan: Es como retroceder en el tiempo. Me veo como hace años con hijos a los que tengo que ayudar a hacer las tareas cotidianas, lo cual me alegra y me satisface, pues veo que no le he perdido la mano y me sigue gustando como entonces.

Conchi: Para mí es una experiencia nueva que me llena de ilusión, a través de la que además me realizo como madre cada día. El hecho de ayudarlos, guiarlos y estar pendiente de todo lo que les pueda pasar es muy satisfactorio, porque además ellos te gratifican estableciendo un vínculo afectivo muy sólido y creando su propia referencia familiar, que es la nuestra.

¿Y para ellos? (en casa, en el cole…).

Juan: Están encantados, pues se sienten identificados con las tareas que realizan a diario dentro de la familia. Hay cosas que les gustan más y otras menos, pero se van adaptando a la nueva forma de vida sin dificultades, aunque echan de menos amigos que quedaron atrás.

Conchi: Para ellos (la adopción) es algo que necesitaban y que inconscientemente valoran a través de la vinculación afectiva que establecen con nosotros y con el entorno que les rodea. A la niña le cuesta más adaptarse porque es mayor que los niños y su historia es más complicada. Sin embargo, el proceso de vinculación, aunque más lento, es muy fuerte.

¿De qué forma os ofrece soporte el equipo de Adopciones Especiales de Meniños?

Juan: Olalla y Bárbara están ahí para ayudarnos en el proceso. Tenemos entrevistas con ellas y nos visitan en nuestra casa. Nos sentimos apoyados y eso es importante.

Conchi: Ellas se ocupan de nuestro bienestar. Siempre nos preguntan cómo nos va y si tenemos problemas. Están ahí para ayudarnos.

Seguramente desde hace un tiempo os preguntarán. ¿Qué tal?, ¿Cómo os va?…

Juan: Es verdad que nos preguntan y todos se preocupan de cómo nos va. Es un cambio grande porque en el lugar donde vivimos casi no hay niños y al ver los nuestros todos están sorprendidos y dicen: “tres niños de un golpe, ¡qué valientes sois!, ¡qué guapos y altos son!, ¿qué edades tienen?”.

Conchi: Sí, es así. Además se sorprenden cuando ven su actitud, pues establecen unos vínculos afectivos muy sanos y sinceros a la vez que acatan las normas familiares. La gente se muestra entusiasmada, y a veces nos preguntan a donde los fuimos a buscar, entre otras cuestiones.

Habéis hecho posible que dos niños y una niña encuentren un hogar que les ofrece la protección y los cuidados que necesitan. ¿Qué os están aportando ellos a vosotros?

Juan: Nos aportan tanto o más que nosotros a ellos. Vivimos en una casa grande y pasamos de no escuchar una mosca a sentir, por fin, alegría en casa, correteos, pelotas, fichas de parchís cayendo de la mesa, preguntas que nos hacen olvidar preocupaciones y abandonar pensamientos a los que antes les dábamos más importancia de la que realmente tienen.

Conchi: Es verdad que todos los reconocimientos son buenos y que nosotros favorecemos a los niños, pero el “favor” que ellos nos hacen a nosotros es incalculable. Todos crecemos juntos de una forma paralela y muy sana.

¿Os gustaría transmitir algún mensaje a todas aquellas personas que están explorando la posibilidad de adoptar?.

Juan y Conchi: Sí, en efecto, les diríamos que no tengan miedo a afrontar una adopción, porque si se hace con el corazón puede ser el viaje más gratificante en la vida de una persona. Es verdad que los niños llegan con determinados patrones adquiridos y dejan amigos y amigas atrás, pero tienen una falta de afectividad muy grande. Si se les trata con sinceridad y se les da cariño pueden llegar a quereros más de lo que os podáis imaginar.

Aunque con un hijo biológico el vínculo afectivo se adquiere de una forma distinta, los vínculos afectivos que se establecen con los hijos e hijas adoptados son prácticamente irrompibles, pues ellos y ellas reconocen de dónde vienen, dónde estaban y dónde están.

También nos gustaría añadir que es importante estar siempre en contacto con el equipo de adopción que lleve vuestro caso, porque están ahí para ayudaros ante cualquier duda y en toda la evolución del proceso. Es también muy importante hacer cursos de preparación para familiarizarse con los procesos de adopción, ya que creemos que es necesario “aprender” a establecer vínculos con ellos.

“Dale todo lo que puedas con una mano y verás que a lo largo de la vida el niño o niña te lo devolverán con las dos”.

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Un comentario

  1. Soi el hijo mallor de juan y estoi mui orgulloso de lo que estan haciendo por los niños .
    Juan,conchi segir asi de bien.sois unicos y estais enseñando aque otros padres vean ke una adopcion es muy bonito.un besazo enorme.

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